Prensa argentina vio otro partido

Para los medios trasandinos, el triunfo de la albiceleste fue de entera justicia y aseguran que su "fútbol" ganó a las "patadas" de Chile.

Foto: Según el medio deportivo trasandino Olé, la Roja “pegó salvajemente”.

lanacion.cl/Agencias

Con la camiseta puesta. De este modo, al uno y otro lado de la cordillera se analizó el partido por las semifinales del Mundial de Canadá 2007 que Argentina venció a Chile por 3-0.

Mientras en Chile, todos los dardos apuntaron al árbitro Wolfgang Stark, en Argentina la conducción del réferi fue minimizada y se “destrozó” el papel cumplido por la selección chilena.

Los medios critican con dureza el accionar de la 'Rojita', que terminó con nueve en la cancha por expulsiones a Gary Medel (15') y Dagoberto Currimilla (77'), y con varios golpeados y esposados tras el partido, desdibujando su imagen impecable hasta la cita, donde había llegado invicto y sin goles.

"Gambeteó las patadas, goleó y está otra vez en la final", titula La Nación sobre el partido donde anotaron Ángel Di María (12'), Claudio Yacob (65') y Maximiliano Moralez (93'). "Nunca respondió al juego agresivo del adversario", acotó sobre el cotejo desarrollado en del Estadio 'Nacional' de Toronto.

"Cuando ya no quedaba patada por pegar, Vidal y compañía se la agarraron con el árbitro alemán Wolfgang Stark, de pésima labor", sentencia Clarín, que entiende que además debieran haber visto el cartón rojo Arturo Vidal, Larrondo y Suárez, además de los argentinos Yacob y Eber Banega.

"Por escándalo", titula en tapa Olé, con la imagen del primer festejo: los abrazos a Di María tras el primer gol. "Los dos (equipos) jugaron enojados, claro, porque no hay otra manera de encarar estos partidos", comentó. "Pero Chile convirtió ese enojo en violencia y Argentina, en fútbol", acotó.

"Chile se equivocó el camino. Sólo se animó a jugar un rato, entre el primer y segundo gol de Argentina, y luego se dedicó a pegar hasta el cansancio", agregó el deportivo. Y recuerda que ambos cuadros arrastraban "más roces que partidos", en relación a cinco amistosos en ocho meses previos al Mundial.