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Bush fracasa en su intento de cambio de imagen

Bush fracasa en su intento de cambio de imagen

 Por: Hugo Fazio (ARGENPRESS.info)

Foto: El presidente George W. Bush en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, más atrás la secretaria de Estado Condoleezza Rice.
(foto: - XINHUA)

La gira de George Bush por cinco países latinoamericanos no disminuyó las profundas contradicciones entre la Casa Blanca y los intereses regionales. El presidente norteamericano no logró “lavar su imagen”. En sus intervenciones destacó que durante su mandato la ayuda a América Latina se duplicó, alcanzando a los U$S 1.600 millones. Guardó silencio, eso sí, que en el proyecto de ley de presupuesto que se encuentra presentado al Congreso propuso reducirlo a U$S 1.470 millones, mientras aumentaba drásticamente los fondos para su política de agresión en Irak y Afganistán. La suma mencionada por Bush, mostrándose así nítidamente los cambios producidos en la región, es inferior a los bonos argentinos adquiridos por el gobierno venezolano. Los países latinoamericanos han desarrollado capacidades propias para ayudarse entre sí. En particular, las relaciones entre Argentina y Venezuela adquieren expresiones multifacéticas de colaboración en ambas direcciones.

El periplo de Bush se inició en Brasil, colocándose como objetivo económico central un convenio de asociación en la producción de etanol. Ambos países son sus mayores productores a nivel mundial. El biocombustible del país sudamericano, a partir de la caña de azúcar y no del maíz como en EEUU, tiene un costo mucho más bajo. “Con una producción eficiente de caña de azúcar y el procesamiento químico adecuado, Brasil puede obtener un galón de etanol por sólo U$S 0.80 -señaló The Wall Street Journal-, menos de la mitad de los que cuesta producirlo en EEUU, cuyo etanol proviene del maíz. La caña de azúcar es una materia mejor porque fermenta con mayor rapidez. Pero -añade- el arancel de U$S 0.54, además de los costos de transporte hasta EEUU eliminan casi todas las ventajas de los bajos costos de producción” (09/03/07). Ello conduce a que el etanol brasileño llegue indirectamente a EEUU a través de países caribeños que aprovechan la Iniciativa de la Cuenca del Caribe que permite el acceso sin impuestos al mercado norteamericano de etanol hasta llegar a una participación de 7%, colocando producción brasileña. Gracias a esta franquicia arancelaria, en 2004 la principal exportación de Jamaica a EEUU fue precisamente el etanol.

Las autoridades norteamericanas, en las palabras gran defensor del “libre comercio”, le aplican al ingreso del etanol brasileño un fuerte gravamen. Bush rechazó la demanda de Lula de eliminarlo, manifestando que era un tema a resolver por el Congreso. Se sabía que la respuesta iba a ser negativa. The Wall Street Journal advirtió antes de la entrevista que “el lobby del maíz en el Congreso (norteamericano) no va a ceder. Entonces Bush -agregó la publicación- tendrá que satisfacer las ambiciones comerciales (brasileñas) con promesas de cooperación en investigaciones y en una iniciativa sobre el mercado internacional para los biocombustibles. Dudamos -concluyó The Wall Street- que los brasileños queden impresionados” (10/03/07). Así fue.

Mientras EEUU no reduzca sus gravámenes el acuerdo con Brasil no significa ningún paso real. Las políticas proteccionistas de Washington seguirán siendo un obstáculo a incrementar las exportaciones a EEUU, al igual como acontece con la Ronda de Doha de la OMC. Al mismo tiempo, EEUU subsidia a los productores norteamericanos. En su visita a Brasil, Bush rechazó poner fin a los subsidios agrícolas, que tienen trabadas las negociaciones comerciales multinacionales. “Si no hay acuerdo para dar una chance de desarrollo a los países pobres del planeta -enfatizó Lula-, no vamos a vencer con mucha facilidad a la pobreza ni mucho menos al terrorismo” (09/03/07).

La prensa brasileña fue muy crítica de los resultados de la visita. “Bush dice que EEUU es generoso, pero sus tarifas no caen”, tituló Folha de Sao Paulo. “Simpatía 10, acuerdo 0”, encabezó Jornal do Brasil. “El paso de 24 horas del presidente Bush por Brasil -denunció O’Globo- estuvo marcado por protestas y por la firma de un acuerdo para aumentar la producción de etanol, pero todavía sin plazo definido y sin expectativa de reducción de tarifas de importación” (11/03/07).

En Montevideo, los esfuerzos estadounidenses se orientaron a separar a Uruguay del Mercosur, propósito que se vio frustrado antes de la visita de Bush con las negociaciones efectuadas entre Lula y Tabaré Vasquez. “No queremos irnos del Mercosur -manifestó Tabaré Vasquez al presidente norteamericano- nuestros vínculos con Latinoamérica son históricos y sólidos. Apostamos a la integración regional” (11/03/07). El gobierno oriental buscó en la entrevista a nivel presidencial mejorar el acceso al mercado norteamericano de sus exportaciones. Bush repitió su misma formulación efectuada en Brasil: la resolución no depende sólo de él. Ante los periodistas afirmó que el Congreso “bajo control demócrata y lobbies empresariales marcan una tendencia proteccionista” (11/03/07). En los mismos días de la visita de Bush, el gobierno brasileño anunció formalmente su incorporación al Banco del Sur, iniciativa que refuerza al Mercosur. Los propósitos de la gira de debilitar al proceso de integración regional fracasaron.

A Colombia, el tercer país incluido en la gira, no tenía Bush mucho que ofrecerle salvo volver a comprometerse con la ratificación de un TLC que encuentra cada vez más obstáculos en su aprobación por la mayoría demócrata existente en el Parlamento estadounidense. El día anterior al paso por Bogotá donde permaneció sólo siete horas, la senadora demócrata norteamericana Linda Sanchez -escribió en una columna publicado por el diario El Tiempo- que el TLC como está planteado “podría destruir los medios de vida de los pequeños productores y trabajadores colombianos al dejarlos sin protección frente a los grandes subsidios que benefician a la agroindustria de EEUU”(11/03/07). La oposición al TLC se reforzó después de los escándalos de la “parapolítica” desatado en Colombia por los vínculos de sectores integrantes de la coalición de gobierno con paramilitares de ultraderecha, que condujo al arresto de ocho congresales, uno de ellos hermano de la ex canciller Consuelo Araujo, que se vio obligada a renunciar, al tiempo que su padre es buscado por Interpol.

Paralelamente, Bush insistió en su apoyo al Plan Colombia, que proporciona recursos destinados a la lucha en contra de la “guerrilla” y el “narcotráfico” y que le permite un gran despliegue armado. EEUU viene aportando U$S 700 millones anuales, poco menos de la mitad del total entregado a toda la región. Los demócratas igualmente han expresado su protesta frente a este plan, por la situación de derechos humanos en Colombia y porque pese a los U$S 4.500 millones gastados desde que se puso en marcha no se lograron los propósitos enunciados. Colombia es el mayor destinatario de ayuda militar norteamericana fuera del Oriente Próximo y el único también, con la excepción de esa región, en que efectivos estadounidenses toman parte activa en las acciones. La intrascendencia de la gira para América Latina se grafica en que en la conferencia de prensa luego del encuentro la mitad de las preguntas fueron destinadas a consultarle a Bush sobre la guerra de Irak y no sobre las relaciones de EEUU con los países de la región.

En Guatemala un tema central volvió a ser el etanol, obviamente para atender a las necesidades de EEUU El etanol requiere una cantidad ilimitada de tierras. Si se pudiese destinar la totalidad de las cosechas de maíz, caña de azúcar, remolacha, sorgo a la producción de etanol sólo se alcanzaría a satisfacer el 20% del consumo actual de bencinas. Otro tanto sucede si se destinase el total de las materias primas de aceites vegetales a la fabricación de biodiésel. Por tanto, el cumplimiento de los planes de Bush de incrementar la producción de etanol requiere de tierras en los cuales incrementar el cultivo de maíz.

En el país centroamericano Bush señaló, al tiempo que hablaba de una “reforma migratoria exhaustiva”, que no ha propuesto al parlamento estadounidense, que mientras ello se produce “impondrá la ley. …Va contra la ley -precisó- dar cobijo a alguien que está en nuestro país de manera ilegal.” El tema es muy acuciante en Guatemala, ya que se estima que la décima parte de su población vive en EEUU, un 60% de ellos como inmigrantes ilegales. Las deportaciones de guatemaltecos es un hecho de diaria ocurrencia. Para nada sirve que la nación centroamericana sea socio de EEUU en el tratado de libre comercio que la Casa Blanca suscribiese con los países de la región, el movimiento de mano de obra es penalizado.

En los diferentes países visitados Bush recibió la demanda de resolver el tema de los inmigrantes. Uribe le expresó que EEUU debe modificar su legislación. Vásquez, a su vez -como relató el propio presidente estadounidense-, le “habló elocuentemente sobre la necesidad de (una) política de inmigración que sustente los valores de EEUU” (13/03/07). En México, en el encuentro mutuo, el presidente Felipe Calderón le expresó a su turno, “mientras haya dos economías tan complementarias y desiguales, una intensiva en capital y otra intensiva en mano de obra la migración no podrá detenerse ni mucho menos por decreto. Podemos detener mejor la inmigración -agregó- construyendo un kilómetro de autopista en Michoacán o Zacatecas, que con diez kilometros de muro en la frontera” (14/03/07). Calderón hacía referencia al muro de 3.000 kilómetros que EEUU levanta en la frontera mutua. Bush nuevamente sólo ofreció promesas. Trabajaré, dijo “todo lo que pueda para impulsar una reforma migratoria integral” (14/03/07).

Bush efectuó la gira cuando su prestigio al interior de EEUU y en América Latina se encontraba muy deteriorado y el empantanamiento en Irak y Afganistán le significa un costo más elevado. Las encuestas norteamericanas le conceden un porcentaje de aprobación a su gestión cada vez menor. En los países por los cuales pasó la protesta masiva se expresó con fuerza. En Brasil y Uruguay con la participación de las fuerzas políticas gubernamentales principales: el PT y el Frente Amplio, respectivamente. Esta tendencia no se revirtió con lo que The Washington Post definió como “una ofensiva de seducción de una semana”.

Esta “ofensiva” trató de apoyarse en un marcadamente insuficiente proyecto de ayuda económica a la región, que Bush comparó con la fracasada “Alianza para el Progreso” de John Kennedy en 1961. El propio Departamento de Estado constató que en la década de los sesenta las relaciones de América Latina con EEUU se deterioraron y un escaso 2% del crecimiento regional benefició a los pobres. La Alianza para el Progreso contemplaba recursos en una suma doscientas veces superior a la acordada ahora por Bush. No se cumplió su afirmación efectuada en Monterrey (México) en 2002. “La vasta mayoría del financiamiento para el desarrollo no proviene de la ayuda -dijo en esa ocasión-, sino del comercio y las inversiones de capital nacional y extranjeros” (12/03/07). En su viaje debió tener en cuenta que -como constató de The Wall Street Journal- “los beneficios de sus políticas de libre comercio están demorando mucho en llegar a la gente” (12/03/07). Las misiones “sociales” anunciadas constituyen una copia de la desarrollada de conjunto en el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) por Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, lo cual revela que las iniciativas en este plano hicieron mella al interior de la Casa Blanca.

“La gira de George W. Bush por cinco países latinoamericanos -concluyó editorialmente El País- …ha discurrido sin pena ni gloria. El problema del largo viaje de Bush hacia el sur es que llega demasiado tarde, cuando su presidencia se desvanece, y con muy poco que ofrecer, salvo buenas palabras, a un subcontinente que en los últimos años ha visto cómo se acrecienta su distancia de Washington y que gira electoralmente a la izquierda. No hay nuevas políticas y no hay nuevos amigos. El inquilino de la Casa Blanca no ha satisfecho ninguna de las aspiraciones sustanciales de la región. Por el contrario, lo ha hecho decididamente mal, tanto en temas políticos, interviniendo burdamente y a destiempo en cuestiones internas de numerosos países -desde Bolivia a Venezuela o Nicaragua-, como económicos” (15/03/07).

La apresurada gira no mejoró, ni mucho menos, la deteriorada imagen de Bush. La mayor parte de sus propuestas fueron generalidades. Las demandas expresadas por los mandatarios latinoamericanos no tuvieron respuesta, más allá de señalar -cuando el periodo de su gobierno está claramente en la fase descendente-, que va a estudiar cada tema con interés. El presidente norteamericano sigue más lejos de la región que nunca y demostró que no está en condiciones de acompañar su discurso con propuestas. Se encuentra, además, con una región que levanta formulaciones diferentes a las tradicionales de EEUU.

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