Blogia
Centros Chilenos en el Exterior

Homenaje a Oscar Alende

   Enviado por Agencia Latina de Información Alternativa mail@alia.com.ar  www.alia.com

1996 - 22 de diciembre- 2006

A diez años de su desaparición física, el pensamiento político del Dr. Oscar Alende cobra actualidad en el escenario de nuestro país y en el contexto latinoamericano.

Es por ello que desde este espacio le rendimos un sentido homenaje, recordándolo, a través de la publicación de parte de sus textos, su pensamiento político y de sus acciones durante los próximos siete días.-

Testimonio

JUAN JAIME CESIO

Nacido en Códoba en 1926. Coronel retirado del arma de Comunicaciones, Oficial de Estado Mayor, Agregado militar en Francia.

Por realizar declaraciones a la prensa, el "Proceso de reoganización nacional" lo arresta y es juzgado por el Tribunal Superior del Ejército .Pierde el uso de su título, grado y uniforme.

Es miembro del CEMIDA ( Centro de Militares para la Democracia)

Como afiliado al Partido Intransigente, participa en la Comisión redactora de los "Aportes de 1975". Es precandidato a Diputado Nacional y Elector Nacional para Presidente y Vice de la Nación. Se desempeñó como funcionario de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y como asesor del Dr. Oscar Alende en la Cámara de Diputados de la Nación en el área de Defensa Nacional.

En la actualidad, le han sido restituidos rango y honores militares y ha sido ascendido a General del Ejército Argentino.

Estoy en el tren camino a Banfield. Son las diez de la mañana del 27 de marzo de 1976, estoy al llegar para verlo al Doctor Alende.

Mientras muchos argentinos se alegraron por el golpe, yo estoy realmente dolorido. Conozco el paño: Videla y Viola son de una promoción anterior a la mía y compañeros de curso de la Escuela Superior de Guerra. Con Harguindeguy y Galtieri, por citar dos, nos recibimos juntos de Subteniente. Al primero lo conocí a los trece años, éramos junto con Alfonsín de la segunda promoción del Liceo Militar San Martín. Los conocí y los traté mucho.

En esos tiempos nos parecíamos. En realidad nos parecíamos todos, con la misma educación, los mismos anhelos y los mismos códigos de conducta.

Ayer comenzó para ellos y para mí una etapa que nos llevaría por caminos opuestos. No fue en verdad ayer porque al golpe de Estado se lo preparó minuciosamente a tal punto que "La Razón"- se leía mucho entonces porque, no se si faltaban o no eran vistos los noticieros de la tevé- lo venía publicando con cuerpo mayor , cada vez mayor en los títulos a medida en que se aproximaba el día de la traición, porque todo golpe de Estado lo es. Poco tiempo antes Isabel había sido invitada por las esposas de los comandates de las tres fuerzas armadas a una residencia que la Aeronáutica tiene en Ascochinga. Gesto tranquilizador que a los más ingenuos ilusionaba. La traicionaron. Subió al helicóptero en la Casa Rosada y en lugar de llevarla a Olivos la metieron presa.

El primer comunicado de la Junta en el poder señalaba los motivos por los que las fuerzas armadas se hacían cargo del país pese a su renuencia. La fraseología era la estereotipada de siempre. No vale la pena consignarla. Tengo sí presente que los militares no tenían otra opción que el golpe de estado porque entre otros desastres, estábamos en cesación de pagos -la deuda externa era de 4.000 millones-. Cuando se vieron obligados a devolver al pueblo lo que le pertenecía -la insensata guerra de las Malvinas fue el detonante, dicho esto con la mayor admiración, respeto y reconocimiento a los veteranos- la deuda era de 40.000 millones y lo que es peor, los monstruos habían hecho desaparecer a treinta mil argentinos sin que faltaran los extranjeros. Alfonsín la llevó a 60.000 millones y Menem reconoce una cifra superior a los 100.000 millones, luego de haber sido vendidos la mayor parte de nuestros bienes. Acabo de leer "Clarín" que informa de la venta del Correo y la noticia que sólo tres países en el mundo tienen correo privado, entre ellos Gran Bretaña, que forma parte del grupo Macri adjudicatario. Más o menos como la compra de parte de Aerolíneas Argentinas por Iberia estatal. Todo el dislate que a los argentinos no nos asombra ¿Quién puede aceptar esta economía de la que el gobierno se ufana, cuando no solamente se ha pauperizado a dos tercios de los ciudadanos que los más importante, sino que también se ha enajenado el patrimonio de nuestro país? Lo que cobramos por las privatizaciones no se sabe adonde fue a parar.

Llego a la casa de la calle Maipú -no recuerdo si ya le habían puesto o no la bomba- y él me recibe con su afabilidad de siempre y un gesto de pena. A poco de conversar me entero y participo de la idea de que debíamos movernos, pese a las estrictas prohibiciones de la dictadura. Dicho de otro modo, pasábamos a la clandestinidad. No existía entonces el "Excalibur", podíamos comunicarnos con los compañeros en distintos lugares. Nos reuníamos en casa de familia y en oficinas. En Córdoba lo pusieron preso a Alende junto con otros militantes. Esas reuniones, pese a su inutilidad aparente, porque poco más hacíamos que desgranar ilusiones, sirvió al fin de cuentas para mantener vivo al Partido para cuando tuviera fin la dictadura. En el momento del golpe de estado tenía seis diputados realmente muy capaces, Rafael Marino y Tomate Arana que han muerto, Portero, Musoccio, Lorences que ya no militan.

Naturalmente participaban de estas reuniones a los que llegaban a sumarse hasta diez compañeros. Recuerdo particularmente entre ellos a nuestro hombre fuerte en Santiago del Estero. Para venir a Buenos Aires despojaba a su mujer de la caja hecha ese día en su farmacia de La Banda. Era un descendiente de árabes, fornido con gran inteligencia natural y mucho empuje.

Estábamos en Banfield , conversando cuando aparecieron Jesús Mira y Comínguez, ambos diputados del Partido Comunista, pensábamos que se acercaban con el mismo propósito solidario en las malas. No. Sin mayores ambajes recurrieron a ese eclectisismo siniestro, hoy tan en boga "No hay otro remedio que apoyar al gobierno militar. A nosotros no nos gusta nada pero no hay otro camino mejor por el momento". Alende se enojó y con indisimulable cólera -se ponía rubicundo- los echó sin más.

El General Julián García con el que nos apreciábamos muchísimo, de quien fui yo su ayudante cuando Capitán, me dijo que quería presentarme a alguien que mucho estimaba y así concretó una entrevista con Don Oscar, Gobernador de la provincia de Buenos Aires. Nos reunimos en su departamente, conversamos -en realidad fue un largo monólogo- y me despedí con emoción, admirado y sin dudar de que había dado con un hombre excepcional. Presentí que alguna vez estaría a su lado. No lo volví a ver hasta 1974 cuando me echaron del Ejército.

Tuve que replantear mi vida. Mi especialidad de paracaidista no me abría ningún camino por cierto y así un día me encontré en Riobamba.

El Partido estaba volcado a los "Aportes para un proyecto Nacional" aunque no éramos demasiados los que nos ocupábamos. Comencé entonces con las agitaciones propias de comité a las que aún no me he acostumbrado. El Comité Nacional tenía un anexo: el Bar Boston, hoy fuera de competencia porque en Riobamba y Lavalle hay un bar en cada esquina. El Boston era casi tan concurrido como el Comité, con la ventaja de que allí se podía despejar la garganta. Lugar preferido para las internas, trasladadas hoy a dos de los cuatro bares.

El Presidente del Comité Nacional iba regularmente a las tardes y se quedaba hasta la noche. Siempre tuvo tiempo para la política. Nunca supe cuando descansaba porque operaba en el Rawson y atendía su consultorio.

En las giras, a mí me lo había encomendado Elena, nunca supe por qué, habida cuenta de que él me aventajaba en vigor y resistencia. Los mismo cuando comía para después dormir como un bebé.

Metido ya en el ambiente político se produjo en mí un salto cualitativo. Nuevas ideas, nuevos libros y nuevas actitudes. Una resolución de emergencia, se había convertido en una vocación. Esto es lo mucho que me dio el Partido.

Rabanaque era el niño mimado. El Dr. Nicéforo Castellano, militante de los primeros y yo, por separado le disputamos una interna que perdimos. No tengo claro por qué me metí en ese difícil trámite para el que no soy idóneo, lo mismo que no se por qué me veo hoy en otra.

París, Madrid, New York, Vancuver, Costa Rica. Almuerzo en París con Willy Brandt, Francois Metterand, Felipe Gonzalez, Presidente y miembros de la Internacional Socialista. Don Oscar decía que hablaba alemán y algo sabía. Nos arreglamos con los idiomas. Empezó un sábado de 1978 en el Hotel Sheraton.

Estábamos con Monserrat a quien lo había llamado Alende para decirle que los tres debíamos reunirnos con miembros de la Internacional Socialista, en trámite para que el Partido Intransigente se incorporara a ella. Hicimos dos viajes: el primero para participar del "Bureau" de la Internacional, preparatorio del planario que se haría en Nanvouver. En el "lobby" del Hotel Meridiene de París, estaba Vaca Narvaja con otros montoneros importantes para apoyar el pedido de esa organización que quería formar parte de la Internacional . Hablaron con Alende y con Hipólito Solari Irigoyen a quienes urgieron para que se inclinaran a su favor.

El representante de Austria pidió la incorporación de Montoneros, W. Brandt solicitó que se consintiera la intervención de Alende y Solari Irigoyen -eran observadores sin voz ni voto- mejor que dos argentinos para opinar en el tema. Ambos se opusieron .

En una reunión de oficiales superiores del hoy Estado Mayor del Ejército, el Jefe del S.I.E., expuso que merced a la intervención del Servicio, Montoneros no pudo entrar en la Internacional

Solari Irigoyen nos invitó a comer esa noche a su casa. Ni él, ni su esposa ni sus hijos, llevaban bien el exilio. Al salir Alende me habló de lo distinto que es estar en el extranjero sabiendo que se puede volver cuando se quiera, a vivir lejos de la Patria con la angustia de no saber cuando se podrá estar de vuelta. No hay exilio dorado.

Pasamos luego más de una semana en San José de Costa Rica donde la Fundación Ebher había organizado un encuentro internacional. Se lució Diego May Zuviría y las intervenciones de Alende merecieron los mayores aplausos.

Después del triunfo de Rabanaque, Alende me hizo ir a Mendoza donde aún no teníamos personería electoral y después, a pedido del candidato a gobernador por la provincia de Entre Ríos, participé de la campaña.

En el Colegio Electoral para elegir Presidente y Vice -nos habían votado casi (un millón de personas) fuimos dos los que elegimos a al fórmula Alende- Viale. El presidente electo Raúl Alfonsín ofreció a Alende cargos en el gobierno que éste rechazó: "El que gana, gana y el que pierde apoya sin participar en la función pública"

Cuando dejé el Ejército no sólo lo perdí, también perdí a mis amigos y relaciones. Infortunio previsible que me llevó a ganar muchos más. A los seis diputados que nombré se suman otros de entre quienes destaco al Doctor Juan Carlos Manes, médico de Las Flores que había sido diputado, el único que se tuteaba con Alende, un verdadero hombre de bien en el más cabal sentido.

Concurríamos al filo del mediodía a la casa de la madre de Alfonsín en la Avenida Santa Fe. Después se hicieron las reuniones en mi departamento Experiencia singular y muy provechosa ya que había gente de todos los partidos y dirigentes de Derechos Humanos, para soñar con el advenimiento de la democracia. Llegada ésta tuve que ocuparme de otras actividades.

Volví cuatro años después para asesorar a Alende como miembro de la Comisión de Defensa Nacional. Luego volví a mi casa hasta el año pasado.

Este libro es concreción de lo resuelto por el Comité Nacional presidido por Jorge D´rkos, conmemorando el vigésimo quinto aniversario del Partido Intransigente. En este cuarto de siglo nos ha pasado de todo. Aciertos y errores, los unos y los otros sin que por un instante hayamos claudicado en nuestra idelogía y nuestra vocación solidaria, siempre renaciendo con la mayor decisión, apoyo, estímulo y optimismo.

Elena lo acompañó en todas, en las buenas y en las malas, con devoción ejemplar. El amaba a esa mujer menuda y tan bella, sus gestos y palabras lo hacían percibir. A ella, para paliar su desconsuelo quizá su Oscar le habría dicho con Antonio Machado : "Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar".

"Da nobis ispse silemus" - de nosotros mismos silencio- la noble divisa de Kant en que se amparó Bacon. No cumplí para nada con ella. Se me hizo imposible encontrar algunos pocos recuerdos del Partido sin hablar de mí.

Recuerdos de algo que se quiere, subjetivo y aquiescente, como toda memoria.

 El legado de don Oscar existe:

UNA ESTRATEGIA PARA LA EMANCIPACIÓN

Así como el liberalismo económico es la ideología de la dependencia, el nacionalismo popular revolucionario es la ideología de la liberación nacional y social. En sus principios se nutre la estrategia para forjar el proyecto de desarrollo autodeterminado, cuyas características esenciales son:

La participación popular como única manera de garantizar la victoria y respaldar el proceso emancipador.

La ejecución de una política agraria, cuyo inmediato objetivo será evitar que la tierra siga constituyéndose en un bien de renta y especulación, realizando una reforma agraria que elimine el latifundio y el minifundio y haga de la tierra un bien social de producción.

El desarrollo de la industria básica, una política económica exterior independiente y soberana, el aprovechamiento integral de nuestras riquezas naturales, que son fuentes de progreso y desarrollo capaces de neutralizar cualquier intento de bloqueo o chantaje imperialista.

El programa científico-tecnológico que permita retener en el país a los cerebros que hoy emigran; evitar el desangramiento de la economía nacional por la importación de patentes, pago de royalties y otras formas de dependencia tecnológica que no sean útiles para la estructura productiva.

El rescate del acervo cultural de la Nación, adecuado a los avances del pensamiento humano y el reemplazo del egoísmo individual e irresponsable por la filosofía de la solidaridad social que garantiza la realización del individuo.

La integración latinoamericana, sobre la autodeterminación de cada nación, para enfrentar las políticas imperiales y realizar en común las tareas de la emancipación en la Patria Grande, como lo quisieron los fundadores de la América Libre y en base a la común oposición a toda forma de dominio.

En la sociedad a la cual aspiramos sus actividades serán planificadas para que la producción y la riqueza tengan un carácter social, partiendo del reconocimiento de que su origen es el trabajo creador de la comunidad. Solo así será posible que el trabajo deje de ser un modo de servidumbre y alienación para convertirse en una actividad liberadora y socialmente útil

Fuente: APORTES PARA UN PROYECTO NACIONAL • 1975

 

0 comentarios