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Centros Chilenos en el Exterior

América Latina está cambiando de época

 Desde Chile

Por: Hugo Fazio (CENDA)

“El triunfo de Ecuador -manifestó el presidente electo de Ecuador Rafael Correa- es una muestra de que América Latina está cambiando de época” (28/11/06). No es -enfatizó- que América Latina viva una época de cambios sino que estamos en un cambio de época que es otra cosa” (01/12/06).

En particular, el resultado electoral constituye una derrota para la Casa Blanca y sus esfuerzos de suscribir con la mayoría de los países sudamericanos tratados de libre comercio. Correa ha subrayado que de suscribirse arruinaría la producción ecuatoriana, dado los efectos negativos que las importaciones tienen en el reemplazo de producción nacional. A diferencia de las visiones unilaterales sobre los tratados, Correa visualiza acertadamente que las corrientes comerciales se producen en dos direcciones, no sólo debe considerarse las exportaciones. El 31 de diciembre finaliza la vigencia del mecanismo de las Preferencias Arancelarias Andinas que concede beneficios para el ingreso de productos de la Comunidad a EEUU, que se destaca como factor de presión para suscribir un TLC.

La Comunidad Andina de Naciones -a la cual acordó asociarse Chile- presenta una notable fisura con relación a suscribir TLC con EEUU, ya que mientras Colombia y Perú los tienen acordados en principio, faltando las ratificaciones parlamentarias, el presidente electo de Ecuador se manifestó por solicitar su incorporación al Mercosur, lo cual reforzaría el principal tratado de integración de la región. Bolivia igualmente se ha pronunciado a favor de una participación más activa en el Mercosur. Precisamente son los TLC firmados por Washington con Perú y Colombia los que debilitaron a la Comunidad Andina de Naciones. “Ojalá -agregó Correa- podamos unificar todos los procesos integracionistas, al menos en América del Sur. La integración regional -destacó- es una de nuestras metas” (29/11/06). Este no es el camino, en los hechos, seguido por los Gobiernos de la Concertación, que en la reciente cumbre de la Apec en Hanoi pusieron en primer plano un irrealizable, en la coyuntura actual, tratado de los países del Asia y Pacífico.

Los acuerdos de libre comercio, simultáneamente, son cuestionados en los propios EEUU tras la victoria parlamentaria demócrata. Los tratados ya suscritos por Washington con Colombia y Perú no tendrán un trámite fácil de aprobación parlamentaria. La autorización a Bush para llegar a acuerdos por la “vía rápida” que no permite al Congreso introducir modificaciones, vence en junio 2007 y es altamente improbable que sea renovado.

Correa se pronunció también por recuperar la base militar de Manta, cedida a EEUU para ser utilizada, según se dijo, en la “guerra” que mantiene Bush contra el narcotráfico y el “terrorismo”. El convenio que permite la existencia de la base finaliza en 2009 y Correa ha manifestado que no se renovará, “porque la soberanía no esta en venta” (29/11/06). Los militares norteamericanos se encuentran en Manta desde 1999, gozando de inmunidad diplomática y no cancelando impuestos, siendo permanentemente su presencia muy criticada. Estados Unidos tiene otra base militar en Paraguay, varias en Colombia y la de Guantánamo (Cuba). Por tanto, el término de la base militar estadounidense en Manta sería un golpe a la denominada política de “contrainsurgencia” de la Casa Blanca.

Rafael Correa enfrenta un escenario interno complejo, dado que tendrá al Congreso abiertamente en contra, ya que frente al desprestigio del parlamento se opuso a levantar candidatos en las elecciones de sus miembros, como una abierta posición de rechazo a la politiquería. “La reforma política -manifestó Correa después de su victoria- es prioritaria, porque si seguimos con ciertas mafias dominándonos, será muy difícil sacar al país adelante. Nadie -aclaró- ha hablado de disolver el Congreso, sino de formar una Asamblea Constituyente lo que vamos a hacer es convocar a una consulta popular, en uso de las atribuciones que la Constitución confiere al presidente, para que el pueblo se pronuncie. ¿Se puede esperar algo más democrático? No se trata de disolver ni de pedirle permiso al Congreso, sino -concluyó- de acatar la voluntad del pueblo” (29/11/06). Se abriría así un proceso profundamente democrático, que modificaría estructuras anquilosadas. La Asamblea Constituyente, repitiendo en condiciones específicas diferentes el esquema aplicado en Venezuela y que recorre Bolivia, debería reformar la Constitución.

“La reactivación económica es lo segundo -puntualizó Correa- pero esta vinculada a la reforma política, porque las mafias están en todos lados y si no las combatimos tampoco habrá crecimiento” (29/11/06). En especial, el presidente electo puso énfasis en modificar radicalmente la política petrolera, con vistas a recuperar para Ecuador las elevadas utilidades que los consorcios presentes en el sector están obteniendo. “…el boom petrolero -señaló- no lo hemos podido aprovechar por dos cosas. En cuanto a precios -ejemplificó-, por barril las empresas petroleras sólo nos daban U$S 2,8 sin ajustes por el incremento de los precios, y eso se fijó cuando el barril valía U$S 15… Y, por otra parte, exportamos crudo para importar derivados, con lo cual perdemos todo lo ganado por nuestras ventas. Por eso -concluyó- una de las medidas inmediatas será mandar a refinar petróleo a países amigos” (28/11/06). Ello abre la posibilidad de un importante acuerdo de colaboración mutua con Enap, que por lo demás se encuentra presente en Ecuador.

Es notable la similitud en el no aprovechamiento por Ecuador del boom petrolífero con lo sucedido en Chile con el cobre. Las ganancias de las transnacionales del sector han sido gigantescas. Quince mineras privadas obtuvieron en enero-septiembre utilidades por U$S 11.410,7 millones, los cuales proyectados a doce meses ascienden a U$S 15.214,3 millones, sin considerar que en el cuarto trimestre la cotización del cobre permaneció por encima de su promedio anual. Ello justifica ampliamente aplicar medidas que retengan para el país las ganancias excesivas. En los primeros nueve meses, a la vez, cancelaron impuestos por U$S 2.668,7 millones, con ventas de U$S 19.124,1 millones, es decir con una tributación en comparación con éstas de sólo 13,9%, o sea inferior a lo que una persona común y corriente paga por concepto de IVA. El porcentaje de impuestos sobre las utilidades fue de 13,9%, notablemente bajo si se considera las altas utilidades remesadas al exterior o sacadas del país. El impuesto general sobre las utilidades es de 17%. En otras palabras, se persiste en concederles fuertes privilegios.

De lo que se trata es defender los recursos naturales y obtener los Estados mayor participación en las utilidades, para destinar partes significativas de esos recursos en función de los intereses nacionales. “Ahora la renta petrolera -ejemplificó con la experiencia venezolana el presidente del Banco de Comercio Exterior de ese país Gustavo Márquez- se convierte en inversión pública, en infraestructura y el proyectos sociales…”(02/12/06). El Banco Central de Venezuela al finalizar noviembre contaba con reservas por U$S 34.000 millones. Además, explicitó Márquez, “hay un excedente de U$S 6.000 millones por mes que van a un fondo para el desarrollo productivo, infraestructura que debe tener… unos U$S 30.000 millones”. Es una política diferente a la seguida por los gobiernos chilenos de limitarse a colocar los superávit fiscales en activos financieros. Los procesos de integración latinoamericanos deben impulsar los procesos de convergencia en esa dirección.

La deuda externa ecuatoriana constituye una sangría gigantesca. Son recursos que se le restan al país. Por ello Correa se pronunció por revisar a fondo su servicio. “Estamos pagando cerca de U$S 2.000 millones anuales -destacó- un precio excesivo para el tamaño de Ecuador” (28/11/006). Los intereses beneficiados con el alto cobro de la deuda reaccionaron de inmediato frente a la iniciativa. “Las declaraciones de Correa -manifestó la calificadora de riesgo Fitch Ratings- marcan una ruptura con las políticas vigentes. Y su noción de una reestructuración preventiva sin que haya liquidez -enfatizó- sería algo sin precedentes” (28/11/06). Sin duda, los intereses acreedores tienen presente la exitosa renegociación de la deuda efectuada por Argentina. Conocido el resultado electoral, numerosos poseedores de bonos soberanos ecuatorianos se desprendieron de ellos, reaccionando frente al trascendido que los servicios de los voluminosos compromisos serían reducidos en un 50%. Correa ha adelantado que disminuirá los pagos de intereses hasta un 2% y un 3% del PIB. Las últimas renegociaciones de la deuda efectuadas por Ecuador fueron extraordinariamente onerosas, implicando usurarios incrementos en las tasas de interés. Los seguros de los inversionistas en documentos ecuatorianos pasaron luego de conocerse el resultado electoral rápidamente a tener un costo similar a los adquiridos con títulos u operaciones en Irak.

Los problemas sociales, como es muy común en el conjunto de América Latina, son muy agudos. El 60% de la población sobrevive bajo la línea de pobreza; el desempleo es muy elevado; tres millones de personas se han visto obligadas a emigrar, constituyendo sus remesas la segunda fuente de ingreso de divisas, después del petróleo, con ingresos del orden de los U$S 2.200 millones anuales, la distribución del ingreso es muy desigual. El descontento social fue un factor determinante en el triunfo de Correa y en la derrota del magnate bananero Alvaro Novoa. Los desafíos son muy grandes.

Al triunfo de Correa siguió una semana después la amplia victoria de Hugo Chávez en Venezuela, el quinto exportador mundial de petróleo y el cuarto abastecedor más importante de EEUU Se trata, como declaró el presidente argentino Néstor Kirchner de acontecimientos positivos para el proceso de integración regional. “Durante mucho tiempo -manifestó a su turno Chávez- los gobiernos de nuestros países apostaron a la desintegración de América Latina, subordinados a los mandatos del imperio norteamericano, que siempre quiere que nos peleemos unos contra otros” (01/12/06). Cada vez aparece más claramente el Mercosur como un actor básico para impulsar la integración sudamericana. Proceso que la política internacional de los gobiernos chilenos no ha querido visualizar.

Frente a los claros cambios políticos producidos en varios países de la región, la Casa Blanca resolvió -según información divulgada en noviembre en primera página por el diario norteamericano USA Today- reanudar la “ayuda y el entrenamiento militar” a varios países latinoamericanos. “El gobierno espera -señaló la publicación- que el entrenamiento reforzará los vínculos con los países de la región y contrarrestará la tendencia hacia la izquierda” (11/11/06). Washington prohibió la ayuda y el entrenamiento a aquellos países que se negaron a eximir a los miembros de sus FFAA de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. El Comando Sur del Ejército Norteamericano siempre se opuso a la determinación sosteniendo, según señaló su ex comandante Bantz Craddock, que “vamos a perder contacto con una generación de líderes (latinoamericanos), algo que nos perjudicará a futuro”(11/11/06). Condoleezza Rice ha dicho que la prohibición de los entrenamientos fue “como si nos hubiésemos disparado nosotros mismos a los pies”. Parece innecesario explayarse en el papel regresivo desempeñado en la región por muchos miembros de las FFAA adiestrados por EEUU en la hoy desaparecida Escuela de las Américas.

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