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Centros Chilenos en el Exterior

La actividad económica sufre un frenazo: sus causas

Chile

Por: Hugo Fazio ARGENPRESS.info

En el segundo trimestre la actividad económica -como lo indicaban todos los antecedentes disponibles- acentuó según las cifras del Banco Central un proceso de desaceleración, que ya se había manifestado en los primeros tres meses del año. El producto anotó un crecimiento de 4,5%, en comparación con los mismos meses del año anterior, en circunstancias que en enero-marzo lo hizo en 5,3% y en el conjunto de 2005 en 6,3%. El “frenazo” se produjo, ante todo, en la Formación Bruta de Capital Fijo (inversión productiva) y al interior de ella en la fabricación de maquinarias y equipos, con un incremento en el trimestre en cifras anualizadas de apenas 0,2%, y en la cantidad de exportaciones efectuadas, que aumentaron en volumen sólo en 0,9%. La reducción en el ritmo de actividad se produce sostenidamente desde el tercer trimestre de 2005.

Sin reconocer la realidad y, por tanto, sin anunciar medidas destinadas a modificar el curso de la evolución de la economía, el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, sostuvo que el país se encuentra “en una trayectoria de crecimiento”, basándose en que el indicador de tendencia de la actividad se aumentó de 5,0% a 5,3%, en gran medida por el incremento registrado en la inversión productiva en 2005, que aparece como un hecho puntual si se considera lo acontecido en esta esfera en el curso del presente año. Velasco no prestó así mayor atención al curso concreto de la evolución económica, a cuya desaceleración es imposible seguir dándole el carácter de puntual.

La disminución en la tasa de crecimiento, en cambio, fue constatada explícitamente por la reunión de Política Monetaria del Banco Central efectuada el 10 de agosto. “El crecimiento de la actividad en el segundo trimestre –se manifestó en el comunicado informando de la reunión- fue algo menor a lo esperado, mientras los antecedentes disponibles siguen apuntando a que el aumento en el ritmo de crecimiento contemplado para el segundo semestre sería inferior al previsto” . Formulación muy diferente a la efectuada en su informe de política monetaria de mayo cuando afirmó que “la economía chilena continúa con el ciclo expansivo”.

Ello conduce a concluir que la desaceleración producida tiende a prolongarse en el tiempo. Los antecedentes disponibles de julio lo confirman. La producción industrial, según las estadísticas del INE, se incrementó sólo en 1,9% con relación a los mismos meses del año anterior, mientras las ventas -efectuando la misma comparación- lo hicieron en 2,1%. De esta manera el incremento de la producción industrial en doce meses, se redujo, con relación a los mismos meses del año pasado, de 5,7% a 4,6%, mientras que las ventas lo hacían de 5,2% a 4,1%, en ambos casos en 1,1 puntos porcentuales. Según la Sociedad de Fomento Fabril el crecimiento de la producción industrial fue en julio en doce meses aún más bajo, de 1,5%, acumulando los primeros siete meses del año un 3,6%. “La tendencia de crecimiento de la actividad industrial –señaló el organismo empresarial- ha moderado su ritmo, desde el 4% observado en el primer trimestre al 3% registrado en el último trimestre móvil”

En el primer semestre, la actividad agrícola, por su parte, registró apenas una expansión de 2%, con una caída de 7,5% en las exportaciones agropecuarias. El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Luis Schmidt, vinculó la situación a la disminución de la superficie plantada y a un tipo de cambio desfavorable. Los envíos al exterior se redujeron en 9,7% y 13%, respectivamente. La reducción de la superficie es afectada también por una variación de la paridad cambiaria que estimula el reemplazo de producción nacional por importaciones.

El ritmo de incremento del empleo, también en cifras anualizadas, fue de apenas 0,8% en el trimestre móvil mayo-julio, de acuerdo a las cifras del INE con la nueva metodología, en circunstancias que de acuerdo a la anterior base se daba un crecimiento a tasas del orden de 3%. En doce meses se crearon 51.850 nuevos puestos de trabajo, con una muestra más amplia que debería haber conducido a incrementos superiores. La nueva base utilizada constató también que la fuerza de trabajo en doce meses se redujo en 0,5%, a diferencia de lo que se venía sosteniendo, lo cual conduce a reducir la tasa de desempleo, que se calcula como porcentaje de la población activa. Igualmente, el Indice Real de Ventas de Bienes de Consumo y la generación eléctrica anotaron ritmos de expansión inferiores a las registradas en meses anteriores. Si se considera el conjunto del tercer trimestre influirá en el crecimiento los efectos de la menor producción consecuencia de la larga huelga de los trabajadores del mineral Escondida y el derrumbe producido en Chuquicamata. De manera que el producto en julio-septiembre se continuó moviendo por debajo de su nivel de tendencia (5,3%)

La Formación Bruta de Capital Fijo, que en el primer semestre de 2005 registró un crecimiento promedio de 26,9%, en enero-junio de 2006 aumentó 6,9% y a 2,8% en abril-junio. Su caída empezó a manifestarse desde el cuarto trimestre de 2005. En esta disminución inciden los cambios en las expectativas empresariales. Si los ritmos de crecimiento son inferiores a los previstos el empresariado se acomoda a esta nueva realidad, con mayor razón si estiman que la inversión ya realizada fue superior a la necesaria al darse en la realidad un escenario distinto al previsto. La conducta empresarial es siempre fuertemente procíclica, lo cual exige una actitud activa de parte del Estado.

La gran incongruencia es que la desaceleración económica se produce cuando –usando la frase empleada por el presidente del Banco Central, Vittorio Corbo, en una exposición realizada en un seminario organizado por el Centro de Estudios Públicos a fines de julio- “el entorno externo para la economía chilena es inusualmente favorable”, al encaminarse a “completar los mejores tres años de crecimiento en las últimas tres décadas entre 1970 y 2000” , dado la evolución del producto global, el fuerte mejoramiento de los términos de intercambio y la existencia de tasas de interés bajas en los mercados internacionales en términos reales.

El no aprovechamiento de las condiciones internacionales conduce a que su tasa de crecimiento quede muy por debajo de otros países, con la excepción, es claro de naciones desarrolladas cuyo ritmo es normalmente inferior. “La bonanza del cobre –constató Estrategia- no está viéndose reflejada en las expectativas que impulse una mejoría en la inversión, el empleo y el consumo” (31/08/06).

Desde luego, estas condiciones externas favorables no serán eternas. El informe anual de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), recientemente dado a conocer, expresó su temor de que “Estados Unidos haya llegado al límite de su papel de consumidor de última instancia y de locomotora del crecimiento mundial”. Por su parte, la economía brasileña -de fuerte incidencia en la región y otro de los mayores mercados para las exportaciones chilenas- anotó al cerrar junio un crecimiento en doce meses de apenas 1,7%. De modificarse las condiciones externas el país habría aprovechado muy insuficientemente un escenario internacional muy favorable.

La desaceleración exige detenerse a observar las políticas macroeconómicas seguidas tanto por el Banco Central como el gobierno. La tasa de interés real del instituto emisor es baja. El propio instituto emisor la califica de expansiva. Pero ello no se traduce en un impulso de la demanda interna, su efecto se deteriora en los hechos al considerar los altos niveles que tienen las tasas cobradas por la banca comercial, constituyendo un factor explicativo de sus altas rentabilidades. Un cuadro publicado por Estrategia, con datos de la Fecu al finalizar junio, constata la profunda diferencia en el gasto financiero de las sociedades anónimas según su tamaño y en el listado –obviamente- no se incluyen ni las pymes ni las empresas más pequeñas. El índice en el primer semestre de los gastos financieros sobre rentas de sociedades anónimas cuyos ingresos de explotación en enero-junio fueron inferiores a $9.000 millones y con un patrimonio promedio de US$25 millones fue más de siete veces superior al de las grandes empresas a quienes se les cobra tasas más bajas o tiene la posibilidad de financiarse sobre el exterior.

La desaceleración económica redujo las presiones inflacionarias, al dejarse más factores productivos sin usar, lo cual modifica las presiones de alza de precios provenientes de la demanda. El crecimiento económico del primer semestre es inferior al de tendencia, que se concluyó será de 5,3%. “Esto implicará -se expresó en la reunión de política monetaria de agosto del Banco Central- un cierre de holguras algo más pausado y que este menor dinamismo de la actividad resulte en presiones inflacionarias más atenuadas en lo que resta del año”. Desde luego ello incidirá en su política de movimiento de tasas de interés, frenándolas. El principal riesgo inflacionario reside, entonces, en el curso que siga la cotización del petróleo, ya que el peso chileno reduce también el alza de precios.

Los hechos dan la razón a Keynes al plantear las limitaciones de las tasas de interés, particularmente cuando el objetivo es tratar de impulsar al alza los niveles de actividad económica. En un contexto de tasas de interés expansivas, de acuerdo al análisis del Banco Central, la economía se desacelera y la inversión productiva -que debiera moverse en dirección inversa al nivel del costo financiero- se derrumba. El alejamiento de los peligros de incremento de la inflación y la fuerte desaceleración producida en la actividad económica son hechos que influirán en las decisiones del Banco Central sobre movimientos futuros de las tasas de interés.

Políticas cambiarias, por su parte, no existen. En otras palabras nada se hace para enfrentar la revaluación del peso, que provoca efectos negativos en los niveles de actividad económica al afectar a actividades exportadoras y a productores internos que compiten con importaciones. Los efectos negativos del “síndrome holandés” siguen estando muy presentes . Un estudio efectuado por Econsult de creación de valor económico agregado, que permite medir su expansión por sobre su rentabilidad exigida en un cierto período, muestra que cuatro de los sectores que lo disminuyeron el primer semestre (pesca, vinos, forestal y agrícola) en un alto porcentaje lo fue como consecuencia de la apreciación experimentada por el peso.

La revaluación es uno de los hechos que aumenta los costos de Codelco, señalado por el ministro Velasco como un factor “absolutamente central” para el cálculo de los ingresos estructurales del fisco. Al igual como lo es que se obligue a la empresa estatal a traspasar al fisco todos sus excedentes para luego tener que endeudarse, y en consecuencia pagar intereses, al realizar sus inversiones. De esta manera no actúa ninguna empresa que genere excedentes financieros a nivel mundial.

Finalmente, el centro de la estrategia fiscal es transformar los fuertes ingresos generados como consecuencia del alto precio alcanzado por el cobre en los mercados internacionales en superávit, orientación reafirmada explícitamente en las exposiciones efectuadas en el Centro de Estudios Públicos por la Presidenta de la República y su ministro de Hacienda. El “principal beneficio para Bachelet” -comentó La Nación- fue “conseguir respaldo para la idea de Velasco de limitar a un dígito el alza del gasto fiscal” (27/08/06). El mecanismo presupuestario ya contó con el respaldo del organismo en donde se concentra el pensamiento del gran empresariado antes de que asumiese Ricardo Lagos al escuchar una presentación efectuada por Nicolás Eyzaguirre cuatro días antes del cambio de mando presidencial. Reducir la presencia del Estado y una política fiscal conservadora son ideas matrices del gran empresariado y coinciden plenamente con las orientaciones del Consenso de Washington. Más aún, el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Hernán Somerville plantea ir aún más lejos, al sostener que el Estado tendrá dificultades para manejar el aumento en el gasto público, anunciando que ello acarreará todo tipo de males.

La realidad chilena es que el monto del gasto público es muy reducido como porcentaje del producto. “En EEUU y Japón -como recordó el ex ministro Gonzalo Martner-, este gasto es del 37% del PIB de 2005, para no provocar irritaciones con el 56% de Suecia y el 54% de Francia. Chile -concluye Martner- requiere y puede construir un Estado de bienestar decente.

Eliodoro Matte, presidente del CEP y cabeza de uno de los mayores grupos económicos del país, en su alocución inicial en la reunión del Centro de Estudios Públicos -donde convergen los principales grupos económicos internos- con la primera mandataria recalcó que se debe “tener cuidado con los cantos de sirena que piden más gasto social”, expresando así su respaldo a la aplicación en su expresión más extrema del mecanismo presupuestario vigente. “Este gobierno –le aseguró Michelle Bachelet- va a mantener la regla del superávit estructural, porque ha sido exitoso y se seguirá cumpliendo. Por lo tanto, este gobierno no va a ceder a los cantos de sirenas” (27/08/06).

En el primer semestre, dejando sin utilizar elevados ingresos fiscales, el gasto público aumento en 5,5% en comparación con los mismos meses del año pasado, porcentaje ligeramente superior a enero junio 2005 e inferior al mismo periodo en 2004. El sistema presupuestario estructural defendido tan ardorosamente en la cita del CEP en medio de los aplausos del gran empresariado, constituye una poderosa limitante para que el gobierno desempeñe un papel más activo.

La tasa de inversión disminuyó en el primer semestre como porcentaje del PIB, transformándose en el indicador más negativo de las Cuentas Nacionales. En enero-junio, llegó sólo a 21,7%, nivel marcadamente inferior a los mismos meses de 2005. La baja se produce desde el cuarto trimestre del año pasado 2005 cuando el ahorro externo se transformó nuevamente en negativo, o sea se produjo desahorro lo cual equivale a experimentar superávit en cuenta corriente de la balanza de pagos. Esta tendencia se intensificó en el presente año. En enero-marzo, la tasa de desahorro fue de 3,1% del PIB y en abril-junio de 3,7 %. En el primer semestre de 2005, el desahorro fue de 1,75%. En otras palabras, recursos generados en la economía chilena se están colocando en el exterior, en vez de utilizarlos en el país para enfrentar grandes necesidades internas. Una expresión extrema de esta conducta es la colocación en el extranjero de un porcentaje apreciable del superávit fiscal generado.

La tendencia de la economía debe modificarse. Para ello deben adoptarse medidas conducentes a estimular la demanda agregada y no seguir frenándola, para lo cual existen recursos. La gran preocupación debe ser cómo incrementar la demanda de la gran mayoría de los chilenos, a los cuales no tiene en cuenta el esquema presupuestario seguido, la no adopción de medidas para frenar la devaluación y una política “expansiva” de tasas de interés que termina transformándose en un muy buen negocio para la banca comercial.

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